Ya teníamos nuestra sardina preparada que la hicimos toda infantil. Javier nos trajo sus churros para ayudarnos a cogerla como auténticos costaleros. La queríamos coger como en procesión y la pobre sardina se torcía.
Toda infantil iba llorando detrás de la sardina. Todos estábamos tristes, se acababa el carnaval y teníamos que quemar a la sardina.
Hemos dado una vuelta de puerta a puerta del centro para poder escuchar la música triste que teníamos de fondo ya que en nuestro intento de ponerla en un radiocassette de clase no llegaba el sonido al patio.
Se pensó en una actividad sencilla para no perder tanta clase con tanta fiesta y ya en carnavales salimos fuera del centro así que hoy no hemos querido repetir y eso que ha hecho un día estupendo.
Al final del recorrido teníamos preparada un caja/caldero para quemar la sardina, pero no os asustéis, la grande la hemos guardado.
Hemos quemado una pequeña que teníamos con el fuego que tiene Javier en la foto de arriba, en la mano.
Pero no os asustéis de nuevo. Los niños tenemos mucha más imaginación que los mayores y nos hemos imaginado el fuego, el calor y hasta el dolor de la sardina que nos ha faltado comérnosla.
Que bien se metían en el papel, jaja
A quemar la sardina:
Todo lo bueno se acaba, que se va a hacer. Ahora a disfrutar de unos espetitos de sardinas, jijiji.
ResponderEliminarjeje nos faltó eso, pero ni sardinas de galletas encontramos. ¿dónde están los pececillos de toda la vida? ahora a por la próxima actividad. un besico
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